Collin Murray-Boyles: El fit perfecto en 30 equipos
El sophomore de South Carolina sigue demostrando una versatilidad difícil de conseguir en un prospecto. Activo en defensa, creativo en ataque, y con un margen de mejora considerable
Collin Murray-Boyles es un caso fantástico de analizar. Desde mi perspectiva, es el ejemplo perfecto de dos cosas: Utilizar el segundo año de elegibilidad como una herramienta de progreso donde el jugador puede adquirir experiencia y trabajar en aquellas cosas que no terminaron de convencer en su primera temporada. Y segundo, la capacidad de poder dominar y ser un jugador diferencial por derecho propio a pesar del grupo de jugadores que tenga al lado.
CMB fue uno de mis novatos predilectos en la temporada 2023-24 con los South Carolina Gamecocks. Contó con una cantidad importante de minutos saliendo desde la banca, y dejó destellos muy interesantes, principalmente en el costado defensivo. Pero había fallas fundamentales en su juego que impedían proyectarlo cómodamente al siguiente nivel: Tenía un ratio Ast/To muy elevado para las oportunidades limitadas con las que contaba, sus indicadores de tiro no eran nada positivo, con un FT% por debajo del 65 y con tan solo cinco intentos de tres puntos en todo el año. Si bien no son falencias tan significativas, más teniendo en cuenta su posición y rol, si eran cosas que me hubiese gustado verlo mejorar antes de llegar a la NBA.
Por suerte (para mí al menos) CMB retornó para su año de Sophomore. A principio de temporada encabezó un artículo el cual titulé “Los mejores jugadores que retornan a la NCAA”. Yo tenía algo claro desde el arranque, Murray-Boyles iba a dar un salto de calidad importante, y así pasó. Fue titular en 32 partidos y sus minutos pasaron de 22 por juego a 30. Su rol se volvió más predominante, y a pesar de un muy mal año de los Gamecocks, CMB pudo demostrar su avance en muchas facetas de su juego.
Collin Murray-Boyles en números
Edad de Draft: 20
Estatura: 2.03m
Peso: 105 kg
Envergadura: 2.18
16.8 PTS, 8.3 REB, 2.4 AST, 1.5 STL, 1.3 BLK, 2.3 TO
62.2% 2s / 70.7% TL / 63 TS% / 11.1 BPM
De atrás para adelante
Murray-Boyles tiene la oportunidad de ser un jugador diferencial desde un rol que se ha vuelto muy importante como lo es la del grande abierto. Donde muchos ven un área de preocupación por su tamaño y dudas posicionales, yo veo una oportunidad para que CMB se desarrolle como un defensa total sin ataduras. Collin combina dos cualidades que me gusta mucho ver en jugadores de su tamaño; fortaleza física y agilidad. No me preocupan en absoluto los ocho centímetros de altura que puede llegar a regalar a sus rivales cuando tiene un físico extraordinario para aguantar todo. Vamos, que Draymond Green es uno de los defensas más determinantes de este siglo estando abajo de los 2,00 y destacando en el interior.
No estoy comparando a CMB directamente con Green…Hay que ser mesurados antes de poner a un Defensivo del Año y futuro Salón de la Fama en comparaciones con un jugador que ni siquiera es consenso en el top 10. Pero lo que sí comparo, es la posibilidad de ofrecer una versatilidad defensiva similar a la de Green. Estudiando a CMB, podemos ver varias ocasiones donde ha quedado en teóricas situaciones de “mismatch”, pero donde logró resultados positivos, ya sea una tapa, robo, un tiro fallido.
Al quedar en la pintura contra jugadores más grandes, Collin hace un gran trabajo en posicionarse con base amplia para poder acumular más fuerza en el tren inferior y de esa manera frenar mejor la arremetida del rival. En estos casos utiliza sus brazos largos y el gran timing para poder interferir (y hasta tapar) algunos lanzamientos en la pintura. Esta temporada firmó un BLK% de 4.6, que si bien no es elite, es un número muy alentador, más cuando logramos ver que esos bloqueos no son simplemente tapas del lado débil como sucede tradicionalmente.
Su defensa off-ball también es de destacar, y es uno de los apartados que más proyecto de su juego. Es un jugador extremadamente activo, que se comunica bien y trabaja de gran forma como defensor de equipo. Su inteligencia le permite detectar situaciones donde debe rotar a tiempo, y su agilidad le ayuda a ejecutar estas acciones de forma veloz. Si tiene algo que mejorar, son los cierres a los tiradores. Muchas veces llega descolocado y fuera de balance, lo que no le permite reaccionar a tiempo a los movimientos, si la ofensiva rival logra poner a Murray-Boyles en movimiento para que cierre un tirador, las probabilidades que lo vuelvan a romper son muy altas.
Lo conectamos con el último apartado: su defensa perimetral. Va a ser clave en su progreso como jugador NBA que se mantenga -al menos- a nivel servicial como defensor perimetral. Y con servicial me refiero a alguien que si bien no destaca, puede cumplir ese rol sin lastimar al equipo. A nivel colegial es más que servicial en el perímetro, pero habrá que ver como empareja salto físico y atlético que ofrecen los jugadores NBA. Algunos factores que describí previamente son los que me mantienen positivo en su impacto como defensor. Es ágil, de pies livianos (a pesar de su complexión física) y se mueve bien lateralmente. En su film podemos encontrar ejemplos para ambos lados, ya sea situaciones donde se desliza bien y fuerza a su rival a tiros incómodos, y algunas donde la velocidad del rival es demasiada para él.
Playmaker de 2,02
Primero vamos a sacar algo del camino… El ratio AST/TO no es un indicativo de ser o no un buen pasador. Si ven a alguien desacreditando la capacidad creadora/pasadora de un jugador por el AST/TO están equivocados. Murray-Boyles tiene un ratio de exactamente 1, por cada asistencia pierde una pelota… Eso no es positivo en absoluto. Pero no es una métrica que hable de su habilidad como pasador. CMB tuvo un AST% de 21.1 en su segunda temporada con los Gamecocks, y es una cifra que lo compara muy bien con otros jugadores exitosos en los últimos años.
South Carolina fue un equipo que le brindó a CMB muchas oportunidades de creación, ya sea con toques en el poste alto, cortinas invertidas, jugadas de poste bajo, o dejando que suba el balón tras un rebote. Ante estas responsabilidades, supo mostrar una gran capacidad como pasador en dos facetas; lectura y ejecución. Su segunda temporada como colegial fue un gran paso adelante como creador en un sentido intelectual del juego. Tiene lecturas muy avanzadas, ya desde el pique, en el roll corto, o de espaldas en el poste. Decide en décimas de segundo, con un gran porcentaje de acierto y generando oportunidades fáciles para sus compañeros. A la buena lectura lo acompaña con una gran ejecución, tiene buena técnica para pasarla.
Esto provee un gran valor para su posición, y si bien en la NBA no va a funcionar como centro ofensivo (al menos durante unos años), sí puede ser un excelente conector, que toma buenas decisiones, alarga jugadas, y genera situaciones de puntos a partir de pases sencillos y bien ejecutados. En South Carolina su impacto fue palpable y verificable en los números. Con CMB en cancha, los GC tuvieron un Net Rating de +1.2 (107 OffRtg - 105 DefRtg) mientras que con Murray-Boyles en el banco, su equipo tuvo un Net Rating de -15.9 (98 OffRtg - 114 DefRtg). Eso te traduce en un swing de 17.1, con un impacto extremo en ambos costados de la cancha.
Un fit perfecto en 30 equipos
Una palabra que se utiliza mucho cada ciclo de draft… quizá no es tan popular en la NBA como sí en otras ligas populares como la NFL. Pero igualmente, el “fit” sigue siendo al que muchos analistas tienen en cuenta a la hora de pensar dónde puede encajar cada jugador. ¿Y si te dijera que Collin Murray-Boyles encaja a la perfección en los 30 equipos de la liga? A priori parece descabellado, pero ¿qué es realmente “un buen fit”? ¿Es simplemente un jugador que puede cubrir una posición floja en el quinteto titular? Personalmente, no lo veo de esa manera.
Previamente, hablé de dos cosas claves de su juego; defensor de equipo con versatilidad en diferentes esquemas y pasador conectivo que puede extender jugadas y generar oportunidades. ¿Cuántos jugadores de 2,03 son capaces de brindar ambas cosas? CMB puede encajar en una unidad que tenga un cinco abierto para encargarse más del juego en la pintura, puede ser el cuatro en una alineación de doble grande, puede ser el small-five si buscan ir más chicos. En defensa puede cambiar del 2 al 5, en ataque manejar el balón en pick and pop invertido con los guardias. Si no encaja en un quinteto titular, tranquilamente puede ser uno de los primeros nombres desde el banquillo y proveer una versatilidad única.
CMB todavía no tiene tiro, y sus indicadores de proyección son bastante neutrales. Mostró un gran salto en comparación a su primer año, donde pasó de lanzar cinco triples en todo al año, a tirar 28 (26% de acierto). Sus tiros libres vieron un 5% de mejoría (65 a 70%). Esos pequeños detalles son señales alentadoras. Además, no hay que dejar de mencionar su buen juego pies y la fortaleza para atacar el aro sumado a su eficiencia global. Una buena comparativa es la imagen de arriba; Desde 2008, solo seis freshman y sophomores tuvieron un BPM superior a 10, AST% superior a 20, y un TS% superior a 60. Algunos de los nombres son más que alentadores. CMB es quién más pelotas pierde por partido de este grupo, y lejos el peor tirador, pero tiene una dimensión rebotera y defensiva que los demás no alcanzan (23.4 DReb%, 4.7 Blk%).
Lejos está de ser un prospecto perfecto. Incluso, el hecho de llegar como un jugador de segundo año es un pequeño golpe en su stock. Pero usó ese año para dar un salto de calidad gigante en muchas facetas de su juego. Mi insistencia sobre CMB es su versatilidad, y la capacidad de ser un diferencial desde las pequeñas cosas. Su producción es intachable, como vimos compara con muchos de los mejores prospectos de las últimas décadas. La combinación de eficiencia+creación+defensiva es intachable y casi única en esta clase. Sí, el tiro es un “work in progress” bastante grande, pero hay indicadores positivos. Y tampoco considero que desarrollar un tiro de tres puntos sea *tan* importante para su juego. Porque a este Collin Murray-Boyles con tiro de tres puntos me veo obligado a ubicarlo en el #2 sin pensarlo dos veces.